Tren de la Libertad: Un viaje por Ibarra y sus paisajes

Ecuador Tren de la Libertad
Tren de la Libertad.

Mi día en Ibarra comenzó temprano, con una visita a la estación del tren y la promesa de una experiencia llena de vistas impresionantes, tradiciones locales y gastronomía ecuatoriana. A bordo del Tren de la Libertad, exploré los hermosos paisajes del país, disfruté de su música y baile, y saboreé una deliciosa nieve de paila. A lo largo de este recorrido, descubrí la rica historia y cultura de Ecuador, todo mientras viajaba por un ferrocarril centenario.

Un viaje en el Tren de la Libertad

Después de salir temprano desde el Hotel Swissôtel Quito, el viaje hacia Ibarra me permitió apreciar la belleza de las vialidades ecuatorianas y las impresionantes vistas del volcán Imbabura. En el camino, conocí la leyenda de este volcán y su romance con Cotacachi. Un mirador me ofreció una vista increíble, y la historia del viento nocturno que lleva los "besos de buenas noches" entre las montañas me cautivó.

El recorrido turístico por el Tren Ecuador

El Tren de la Libertad, operado por Tren Ecuador, comenzó su recorrido en Ibarra, un trayecto que sigue las antiguas vías ferroviarias construidas hace casi un siglo. Durante el recorrido, una guía compartió detalles sobre los túneles que atravesamos, construidos sin maquinaria, a pico y pala. Este es un viaje que no solo ofrece paisajes impresionantes, sino que también es un testimonio de la historia del sistema ferroviario de Ecuador.

Paradas en Hoja Blanca y Salinas: nieve de paila y danza afroecuatoriana

A una hora de Ibarra, el tren hizo una parada en Hoja Blanca, donde pudimos disfrutar de una rica nieve de paila, visitar un mirador y un jardín botánico. Luego, continuamos el recorrido hasta Salinas, donde fuimos recibidos por un grupo de danza afroecuatoriana que nos deleitó con sus bailes y música. En Salinas, también pudimos comer en un restaurante local, donde los lugareños nos atendieron con calidez.

Museo Etnográfico de la Sal y Plaza de Ponchos

En Salinas, se encuentra el Museo Etnográfico de la Sal, que ofrece una mirada interesante sobre la historia y cultura local. Mi recorrido continuó hacia Otavalo, donde visité la Plaza de Ponchos, un mercado tradicional donde se venden textiles y ropa típica. Este mercado, especialmente vibrante los sábados, fue una excelente oportunidad para conocer más de la cultura ecuatoriana.

Cabañas del Lago: descanso y gastronomía local

Para terminar el día, me dirigí a Cabañas del Lago, un lugar perfecto para descansar y disfrutar de las actividades del lago. En su restaurante, probé un ceviche de chochos, acompañado de tostado, chifles y caguil. A pesar de la curiosidad inicial por los ingredientes, fue una experiencia culinaria que reflejó perfectamente los sabores tradicionales de Ecuador.

Despedida de Quito: nostalgia y gratitud

Al regresar a Quito, sentí una mezcla de nostalgia y alegría por haber tenido la oportunidad de explorar tan maravillosa ciudad y sus alrededores. Ecuador es un país lleno de belleza natural, historia y una rica tradición cultural que vale la pena conocer.