En lo alto de la una montaña y con hermosas vistas de la maravillosa ciudad de Morelia, se encuentra el Hotel Villa Montaña, que es miembro de Hoteles Boutique de México y dónde hospedarse se convierte en todo un placer. 

Una llegada a media tarde, ideal para apreciar la belleza del hotel que es mucho más grande de lo que imaginaba, con preciosos jardines caprichosos que te hacen sentir que juegas al andar, y con sombras y luz que dan alegría y tranquilidad a la vez. Un espacio que se antoja para descansar en pareja, relajarse luego de un día de trabajo o simplemente disfrutar del momento, así es Villa Montaña

En lo más retirado del hotel, una alberca divina, privada pero al aire libre con una impresionante vista del centro de Morelia y su catedral. Ahí, me apetece adivinar qué edificio es cada cual, o quizá simplemente dedicarme un rato para mí misma y contemplar con una buena copa de vino al lado, sin duda un panorama que se antoja ideal para cualquier momento del día. 

Luego de dispersarme por tantos rincones bonitos que tiene el Hotel Boutique Villa Montaña, por fin tomé camino hacia nuestra suite, que estaba más que maravillosa, con dos habitaciones y cada una con su propio baño muy amplio, una salita con chimenea, TV en las habitaciones, batas y pantuflas, conexión wifi con excelente velocidad y los detalles que marcan la gran diferencia, flores, vino, copas, amenidades… 

¿El servicio? Ni hace falta resaltar que es extremadamente detallista y están atentos a cualquier requerimiento del huésped todo el tiempo. 

El desayuno es bufete los fines de semana, con platillos típicos de la región, pero del restaurante en particular les contaré en otra ocasión, porque me falta comentarles que este hotel también cuenta con gym, spa y tienda de regalos, además de que su concierge está siempre dispuesto para cualquier recorrido turístico que desees hacer por la ciudad o sus alrededores o alguna reservación en restaurante. 

En fin, una estancia tan encantadora que inicialmente sería de solo dos noches y definitivamente lo bien que la pasamos no hizo decidirnos a quedarnos una noches más… y por supuesto que regreso, porque Morelia, Michoacán y Villa Montaña bien lo merecen.