Qué ver, hacer y comer en Puebla capital

Puebla, mexico
Centro de Puebla.


Puebla, ciudad colonial de gran riqueza cultural, es ideal para una escapada llena de historia, sabores y arquitectura. Desde su imponente Zócalo y la Biblioteca Palafoxiana hasta el famoso mole poblano, este destino encanta con su autenticidad y tradición. Aquí te comparto lo que no te puedes perder si visitas Puebla capital: qué ver, qué hacer y qué comer en una de las ciudades más bellas de México.

Primera impresión: el Zócalo de Puebla

¡Qué bonito está el Zócalo! Fue sin duda mi primera expresión al pararme en el centro de este centro de la ciudad de Puebla, capital del estado del mismo nombre en la República Mexicana. Altos árboles, edificios bien cuidados, limpio y… ¡auch! Me topé con el primer negrito en el arroz: fast food en plenos Portales. Qué lástima, porque todo iba tan bien, hasta me dediqué a alabar su enorme y bien atendido espacio de información al visitante.

Qué visitar en Puebla

En fin, seguimos en lo de altos árboles, edificios bien cuidados, Los Portales, sus macetones de talavera, el Palacio de Gobierno y la imponente Catedral, con sus preciosas figuras de ángeles en lo alto de la reja y todo alrededor.

En este punto, puedes pasar un buen rato entretenido y disfrutando del lugar. Luego, te sugiero ir por la calle de un lado de la Catedral (5 Oriente) hasta llegar a la Casa de la Cultura, que está enseguida de la oficina de información turística; entras y al fondo está la incomparable Biblioteca Palafoxiana, que fue la primera biblioteca pública del país.

Puedes seguir caminando hasta llegar a la plazuela de Los Sapos, que es un lindo espacio rodeado de galerías y tiendas de antigüedades, y en una de sus esquinas está La Pasita.

Y si caminas por la calle 6 Sur podrás llegar hasta la 4 Oriente para visitar la Casa del Alfeñique, que es una bella casona con una historia divina: un joven adinerado que le cumplió el capricho a su amada, de construirle una casa de alfeñique (antiguo dulce tradicional, que aún se suele preparar en Guanajuato).

Y no te puedes ir de Puebla sin conocer la Capilla del Rosario, de incomparable belleza. Está en la calle 5 de Mayo, en el interior del Templo de Santo Domingo. Tip: todos los días iluminan la capilla solo a la hora que se da la misa, pregunta a qué hora será para que la puedas ver en todo su esplendor.

Por supuesto, que también debes darte tiempo para visitar el Museo José Luis Bello y González, donde se encuentran más de 3,000 piezas de distintas épocas. La colección fue donada por Mariano Bello, hijo de José Luis Bello. Hay cristales, talavera, muebles y muchos objetos más.

Nota: No incluí el Exconvento de Santa Rosa, pero reconozco su importancia, porque durante mi visita estaba cerrado y no me supieron decir cuándo reabriría.

Sabores poblanos: historia y tradición

Hay mucho qué ver en Puebla y se los seguiré contando poco a poco. Como ya les había platicado, este 2012 lo inicié con una escapada a Puebla (Puebla, México) que bien sirvió para pasear mucho, comprar talavera y comer rico mole. Y es sobre este platillo, quizá el más típico de nuestro país, que hoy les voy a contar.

Primero, hay que aclarar que no se sabe con certeza el verdadero origen del mole, aunque se menciona que podría remontarse a los tiempos precolombinos, ya que entonces el pueblo azteca preparaba un platillo llamado mulli, vocablo que proviene de la lengua náhuatl y que significa “moler”; por lo tanto, se le llamaba así a las salsas.

Pero hay quienes aseguran que esta receta fue creada por accidente cuando, para la visita de Juan de Palafox, virrey de la Nueva España y arzobispo de Puebla, a un convento, Fray Pascual tenía tanta prisa por cocinar para sus importantes invitados que tiró una charola con trozos de chocolate, chiles y diferentes especias en una cazuela donde ya hervían guajolotes; entonces, lo dejó cocinar y luego sirvió el guiso, que resultó ser muy elogiado.

Una versión más es la que cuentan en Puebla y que, según dicen, ocurrió en el convento de Santa Clara: “a una religiosa se le ocurrió moler en el metate diferentes especies de chiles, chocolate y más ingredientes; fue tan fuerte y agradable el aroma que despedía aquella mezcla, que la madre superiora expresó: ‘¡Hermana, qué bien mole!’, en lugar de ‘muele’, y fue así cómo se le quedó el nombre de mole al platillo”.

Y podría yo seguir contando las diversas historias que hay entorno al mole, pero sea cual sea su origen, lo cierto es que se trata de un platillo único y delicioso, y qué mejor lugar para degustarlo que la bella ciudad de Puebla de los Ángeles.

Mole de caderas: herencia del pueblo

El Mole de Caderas es otro platillo típico de la región, y sus antecedentes se remontan al sitio militar realista de Huajuapan, a principios del siglo XVII.

Los hacendados comían la carne del cabrito y solían regalar a los peones lo que sobraba: el espinazo y la cadera. Estos tuvieron que crear su propio guiso, y fue así como nació el Mole de Caderas, que es un caldo rojo con ejotes silvestres. Hoy en día, lo sirven en varios restaurantes de la ciudad de Puebla y vale la pena probarlo.