Un museo instalado en lo que fuera una estación del tren, con un hermosísimo reloj dorado en su interior frontal, y una colección de impresionismo fabulosa, es lo que te espera en el Musée d’Orsay, que se encuentra en el centro de París, a las orillas del Río Sena.
Museo d’Orsay en Paris
Para comenzar, como siempre, te recomiendo ir temprano si es que andas por allá en el verano, pues la fluencia de turistas es bastante tupida. Aunque si vas con niños, entras por una puerta lateral ¡muy bien por el museo! Que entiende que los niños se desesperan pronto.
El Museo d’Orsay abre a las 9:30 de la mañana y cierra a las 6 de la tarde, salvo los jueves que cierra después de las 9:30 de la noche. Cierra los lunes, a diferencia de casi todos los monumentos y museos de París, que cierran los martes. La entrada cuesta 8 Euros y los niños entran gratis. La audio guía cuesta 6 euros, y vale mucho la pena.
Una vez que entras, lo más maravilloso es la imagen de tener todo el museo frente a ti, las esculturas y esa área enorme abierta, son su techo tan alto, verdaderamente es de admirarse.
Hay varias colecciones, pero la de obras del impresionismo, creo que es uno de sus fuertes. Cézanne, Monet, Manet, Degas, Matisse, Renoir, y Van Gogh, entre muchos más que no menciono por falta de espacio y memoria, pero sin duda unas maravillas. Por supuesto que verás La Habitación de Van Gogh y La Bailarina de Degas.
Baños hay pocos (como en todo París), solo a la entrada y en el último piso. La cafetería también se encuentra en el último piso, justo arriba de la entrada. Algo que me gustó mucho de ese museo, es que cuenta con muchos espacios para sentarse, lo que hace la visita más ligera, pues puedes descansar rodeado de obras de arte ¡toda una delicia!
En el último piso hay una terraza, desde ahí la vista del Río Sera y algunos puentes y edificios del centro, es fantástica.