Descubre cómo los sacrificios y locuras de mis viajes me ayudaron a conocer el mundo. Te cuento mis primeras experiencias como viajera.
Viajar es una pasión que ha dejado huella en mi vida. En este artículo te comparto las locuras y sacrificios que hice para cumplir mis sueños de viajar por el mundo. Desde aventuras con poco dinero hasta decisiones difíciles para ahorrar, cada uno de estos momentos ha valido la pena. Si alguna vez te has preguntado cómo comencé a viajar, este relato te mostrará que no todo fue fácil, pero siempre lo disfruté.
El comienzo de mis viajes: sacrificios y aventuras
Cuando pienso en lo que he viajado, también me llega a la mente lo que he sido capaz de hacer para lograrlo. Y créanme, todos y cada uno de los esfuerzos realizados han valido la pena.
Recuerdo que, cuando era joven y sin hija, poco me importaba quedarme sin dinero para viajar. Sin embargo, ahora que tengo responsabilidades, nunca he puesto en riesgo mi patrimonio ni el dinero destinado a la familia.
Una de las aventuras más memorables fue cuando, con muy poco dinero, un primo y yo nos fuimos a Acapulco en el autobús más barato que encontramos. Íbamos literalmente entre gallinas, frutas y legumbres, parando en cada pueblo en el camino. Llegamos a Acapulco con hambre y, para colmo, nos dejamos llevar por el chofer, pensando que estábamos cerca de nuestro hospedaje, y terminamos a kilómetros de distancia.
Viajar como estudiante: ventas para ahorrar
En mis años de estudiante, siempre encontraba maneras creativas de ahorrar para mis viajes. Mi grupo de amigos y yo vendíamos pasteles, tacos o lo que fuera necesario durante los descansos escolares para juntar dinero. Yo era la que comenzaba siempre el alboroto para organizar los viajes.
El sacrificio por el primer viaje al extranjero
En 1993, antes de mi primer viaje al extranjero, estudiaba por las mañanas y trabajaba por las tardes. Tenía apenas hora y media libre entre la escuela y el trabajo, así que comía en un restaurante económico. Sin embargo, para ahorrar más, suspendí esas salidas y durante dos meses comí todos los días un sándwich, fruta y agua de la Michoacana.
Reducir gastos para viajar: el sacrificio del cigarro
En otra ocasión, antes de un viaje, me di cuenta de cuánto gastaba en cigarrillos. Así que decidí no comprar más hasta mi regreso. Cuando las ansias me ganaban, me hacía amiga de los que fumaban en el trabajo y les pedía un cigarro diario. Me aseguraba de no repetir el "favor" dos días seguidos.
Viaje a Inglaterra: una travesía épica
Un viaje que me marcó fue a Inglaterra, que implicó una travesía épica: tomar un autobús hasta Ciudad de México, luego un vuelo a Nueva York, esperar 5 horas, tomar otro vuelo a Reikiavik y finalmente llegar a Londres. Este trayecto de 24 horas me permitió conocer Reikiavik, una ciudad maravillosa que probablemente nunca habría visitado de no ser por ese viaje.
Muchas veces he tenido que dejar de lado mis deseos de comprar alguna prenda para poder ahorrar para viajar. Al ver algo que me gustaría, me volteo hacia otro lado para no caer en la tentación y enfocarme en lo que realmente me importa: viajar.
Familia y viajes: priorizar lo esencial
Para mi familia, el viaje es nuestra prioridad, así que limitamos nuestras salidas a cenar y a hacer shopping en León meses antes de cada viaje. Aunque sacrificamos algunos placeres, todos estamos de acuerdo en que lo que realmente importa es disfrutar del tiempo juntos viajando.
Viajar ha sido una experiencia que me ha enseñado a sacrificar cosas y enfrentar desafíos, pero cada momento ha valido la pena. Y aunque tengo muchas más historias por contar, hoy me siento afortunada de haber vivido todas estas aventuras que me han permitido conocer el mundo.