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En verano de 2014 estuvimos varios días en Quebec y la disfrutamos muchísimo, con el calor, tantas actividades, el Sol hasta muy tarde, gente, alegría y en fin, es una gran ciudad. Sin embargo, el invierno le da otro rostro y me deja claro que sea cual sea la época en que la visites, siempre es bella.

Nuestro paso por Quebec fue corto pero suficiente, estuvimos en el Hôtel de Glace por una noche, lo recorrimos completito y lo disfrutamos. Luego de dejar este, que es el único Hotel de Hielo en América, fuimos a dar un recorrido que nos llevó a ver la cascada de Montmorency congelada, vaya espectáculo! 

Chute Montmorency está a unos 15 minutos del centro de Quebec, mide 83 metros de alto y es uno de los grandes atractivos de la región. Durante el invierno es impresionante ver sus aguas hechas hielo y apreciar el Río San Lorenzo y la l'île d'Orléans desde su puente. Es un paseo obligado en una visita a Quebec y dependiendo del tiempo y la estación del año, podrás subir al funicular.

Para ir hasta allá puedes rentar un auto o ir en alguno de los muchos paseos para turistas que hay, en autobús o shuttle. También puedes ir en transporte público, en el autobús 800 que se toma en la Gare-du-Palais.

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Luego fuimos a dar un recorrido por la ciudad hasta llegar a Le Cochon Dingue y ahí comimos delicioso. Un lugar muy recomendable con platillos de la región, con su toque europeo como es toda la comida típica de la Provincia de Quebec. La sopa de cebolla, riquísima. Ahí puede probar la tradicional poutine y suelen tener el menú del día. Sus precios son razonables y después de comer puedes pasear por el barrio Petit Champlain, de lo más tradicional y lindo de la ciudad.

Hotel Chateau Frontenac, Hotel de Glace, Quebec, hotel Quebec, itinerario quebec, old quebec tours, que hacer en quebec, qué ver en Quebec, ¿Y nuestro hotel? El más simbólico de la ciudad, el más fotografiado del mundo y un ícono de la Provincia de Quebec: Fairmont Le Château Frontenac. Este hermoso hotel abrió en 1893 y pronto se convirtió en un favorito. Es verdaderamente impresionante por dónde lo veas, y hospedarse ahí resulta ser toda una experiencia que te lleva al pasado, pero con las fantásticas comodidades de la actualidad.

Las camas son tremendamente cómodas y nosotras tuvimos habitación con vista al Río San Lorenza, qué lujo!! El servicio es muy bueno y el desayuno que se sirve cada día en su restaurante Place Dufferin es bufete muy bueno y variado. Además de que se disfrutan las vistas a la terraza del mismo nombre. 

Durante nuestra estancia visitamos:

Musée de la Civilisation, que es mi favorito en la ciudad y es al que se debe ir en toda visita a Quebec. En esta ocasión tenían una fantástica exposición de Egipto, además de que la remodelación en su fachada concluyó y quedó espectacular. No te pierdas la exposición de los carruajes antiguos y la que está dedicada a Canadá

Musée Narional des Beaux Arts, que solía ser un prisión, así que el edificio en sí es digno de apreciarse. Su acervo es interesante porque cuenta con muchas obras de artistas plásticos canadienses.

Observatoire de la Capitale, que está en el último piso del edificio Marie-Guyart, fuera del Viejo Quebec. Puedes llegar hasta ahí caminando, no está nada lejos. Desde allá tendrás grandes vistas de toda la ciudad y además podrás conocer más de su historia, pues hay algunos dispositivos de sonido, graficas y fotografías. Tip: Al regreso, haz una parada en el Museo del Chocolate y bebe un expresso de chocolate, es lo máximo!!!

Traverse Québec–Lévis. Para ver la ciudad desde otra perspectiva (desde el Río San Lorenzo), puedes tomar el ferry que tiene frecuentes salidas y el trayecto hasta Lévis toma menos de 15 minutos. Nosotras paseamos un poco allá y luego volvimos.


Marché du Vieux-Port. Me encanta ir porque ahí compro regalitos para mis familiares y amigos. En esta ocasión encontré un montón de delicias preparadas con jitomate, todo un descubrimiento. Ahí suelo comprar la mantequilla de manzana, las mermeladas de la l'île d'Orléans y la sidra de hielo. Es un buen lugar para comer a buen precio y muy sabroso.

Además recorrimos Petit Champlain, subimos en el funicular, visitamos, compramos en las tiendas y entramos a varios templos. Quebec es una ciudad pequeña, pero con mucho por ver.