Exconvento de Santa Ana, Michoacán, Tzintzuntzan

Hasta Tzintzuntzan llegamos un domingo y la plaza estaba bien puesta, con sus vendedores de barro, flores, frutas, canastos, pinole, tamales y demás. Luego de echar un ojo y una probada a varias cosas, fuimos directo a conocer un sitio que me dejó gratamente sorprendida, que jamás imaginé que estuviera “tan bien puesto”, cuidado y restaurado, el Exconvento de Santa Ana

Llegamos por la mañana a Tzintzuntzan, Michoacán, y Octavio Ramírez Cendejas, que en Twitter es @Mich_Turistico, y fue nuestro guía en esta ocasión, nos mostró parte de la vendimia que se encontraba a las afueras del Exconvento Franciscano de Santa Ana, por ser un día domingo. Ahí vimos el tipo de barro que se trabaja en el lugar y nos topamos con mucha gente que aún lleva sus trajes tradicionales y se comunica en purepecha. Luego, entramos y nos topamos con los olivos que plantó el obispo Don Vasco de Quiroga desde el siglo XVI y que aún están en pie como fieles testigos del acontecer diario del pueblo. 

Justo frente a nosotros, el Exconvento de Santa Ana; y a un lado de él, el templo de la Soledad. Recorrimos el lugar y visitamos la capilla abierta de San Camilo, que tras la reatauración muestra gran parte de su belleza original, imágenes de ángeles y figuras de piedra. Luego, entramos al inmueble y vaya sorpresa!! Nos encontramos con una magnífica construcción bellamente restaurada. 

La primera etapa del lugar, muestra lo que fuera una cocina de aquella época; es una representación que sin tener objetos originales, sí tiene gran valor porque el lugar donde está solía ser precisamente donde se preparaban los alimentos y vale la pena poner atención a su estructura, pues cada rincón, ventana o escalón tiene su razón de ser. 

El recorrido continúa y hay que observar con detenimiento muros, pisos y techos. En las esquinas del patio principal es posible ver que el techo tiene unas singulares estructuras hechas de madera que muestran de la influencia musulmana que estuvo presente en la Nueva España en el siglo XVI, 

Y así se puede seguir recorriendo el museo que consta de varias salas, todas con pizas de gran interés, entre los que se pueden ver arte sacro, la recreación de lo que sería un dormitorio de los monjes, pinturas con motivos eclesiásticos, vestimentas y mucho más. Octavio nos contó que la construcción del monasterio comenzó a finales del siglo XVI 

El lugar consta del monasterio, dos iglesias, dos capillas abiertas (una completamente restaurada y la otra no está en tan buen estado, lo que fuera el hospital de indios y una pila bautismal antiquísima, incluso se cuenta que en ella debía sumergirse el bautizado de cuerpo completo.