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Nueva Escocia. |
Mi primer viaje a Canadá fue a Toronto, y desde entonces, cada visita ha sido un amor a primera vista. He recorrido desde Whitehorse hasta Halifax, explorado sus mercados y paisajes impresionantes, y vivido experiencias únicas como dormir en un hotel de hielo o hacer rafting en los rápidos de Jasper. En este artículo te cuento cómo es viajar por este maravilloso país, sus ciudades y rincones más especiales, y lo que lo ha convertido en un segundo hogar para mí.
Cómo es viajar a Canadá: Mi experiencia
Primer contacto con Toronto
Hace un año y medio, decidí viajar a Toronto para conocer Canadá por primera vez. Toronto es una ciudad vibrante que tiene un ritmo rápido, pero a la vez acogedor. A pesar de su gran tamaño, es una ciudad que no agobia, sino que te invita a explorarla sin prisa. Desde ese primer viaje, Canadá se convirtió en mi destino favorito y desde entonces he regresado muchas veces, siempre encontrando nuevas razones para enamorarme de este país.
De costa a costa: Whitehorse a Halifax
He tenido la suerte de recorrer Canadá de costa a costa. Desde un vuelo que me llevó de Whitehorse en el Yukón a Halifax en Nueva Escocia, hasta un espectacular trayecto en tren a través de las praderas y montañas de Vancouver a Toronto. En cada lugar que visité, desde los mercados hasta las impresionantes vistas, he aprendido algo nuevo sobre este maravilloso país. He probado su miel de maple, su famoso ice wine, y aunque los tintos no me convencieron, siempre hay algo nuevo que descubrir en Canadá.
Conociendo las ciudades canadienses
Cada ciudad canadiense tiene su propio encanto. En Montreal, descubrí la impresionante Basílica de Notre Dame y me deleité con su famosa poutine. El clima invernal me llevó a dormir en un hotel de hielo, una experiencia única que me hizo sentir la serenidad del invierno canadiense. Quebec me conquistó por su belleza, sus callejuelas empedradas y la vista del Río San Lorenzo desde su mirador. No hay duda de que esta ciudad es uno de los destinos más amados por todos. Además, disfrutar del trineo de perros bajo la nieve en Quebec añadió emoción a la experiencia.
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Quebec. |
Disfrutando de las pequeñas joyas
Pueblos como Whitehorse y Lunenburg me demostraron que la belleza de Canadá no está solo en sus grandes ciudades. Whitehorse es un pequeño pueblo rodeado de montañas nevadas que ofrece una calidez humana inigualable, mientras que Lunenburg me conquistó con su tranquilidad y paisajes de cuento. Los mercados de Canadá me fascinan, no solo por los productos frescos, sino también por el ambiente multicultural y vibrante que se respira en cada rincón.
Aventuras extremas y momentos de paz
Uno de los momentos más emocionantes de mi viaje fue hacer rafting en los rápidos de Jasper, un lugar que me llenó de adrenalina. Después de tanta emoción, tomé un tiempo para caminar en solitario por las calles de Jasper, donde encontré la paz que mi alma necesitaba. Canadá ofrece esta dualidad, donde puedes disfrutar de la tranquilidad y la aventura al mismo tiempo.
El tren: una forma única de viajar
Viajar en Via Rail me permitió disfrutar de paisajes impresionantes mientras viajaba entre ciudades como Vancouver, Jasper, Winnipeg y Toronto. El tren me dio la oportunidad de descansar, leer y disfrutar de la compañía de otros viajeros, mientras observaba algunos de los paisajes más hermosos de Canadá. Además, el viaje me permitió hacer nuevos amigos, lo que hizo que la experiencia fuera aún más memorable.
Nostalgia y nuevos amigos
Uno de los aspectos más emotivos de mis viajes a Canadá ha sido el hecho de que siempre he viajado sin mi familia. Aunque la nostalgia me acompaña, también he ganado muchos amigos durante mis viajes. Cada vez que regreso a Canadá, siento que este país se ha convertido en mi segundo hogar, un lugar donde me siento cómoda, en confianza y donde siempre encuentro nuevas razones para regresar.