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Peggy’s Cove en Nova Scotia. |
A menos de 50 km de Halifax, en Nueva Escocia, se encuentra uno de los paisajes más emblemáticos de Canadá: el faro de Peggy’s Cove. Este pintoresco pueblo pesquero ofrece una postal inolvidable con su icónica estructura blanca y roja sobre las rocas frente al mar. Considerado uno de los lugares más fotografiados del país, Peggy’s Cove es ideal para una escapada tranquila, donde el sonido de las olas y la brisa marina te conectan con la esencia del Atlántico canadiense.
Peggy’s Cove: un ícono canadiense en la costa atlántica
A menos de 50 kilómetros de Halifax, la capital de Nueva Escocia en Canadá, se encuentra el faro de Peggy’s Cove, un verdadero ícono de esta región y del país entero. Así me encontré con un pueblito tranquilo, engalanado por su estructura blanca y roja sobre las rocas a la orilla del mar.
¿Es Peggy’s Cove el lugar más fotografiado de Canadá?
Algunos aseguran que el faro de Peggy’s Cove y sus alrededores son el área más fotografiada de Canadá. ¿Será cierto? No lo creo del todo, pero sí estoy segura de que este sitio lo he visto infinidad de veces como símbolo del país. Estando tan cerca, no podía dejar pasar la oportunidad de visitarlo.
Este pequeño pueblo pesquero lleva oficialmente el nombre de Saint Margaret's Bay, pero para los cuates es simplemente Peggy’s Cove (Peggy es el diminutivo de Margaret). Se puede recorrer con calma en poco más de un par de horas. No hay mucho qué hacer, pero es un agasajo para la vista y el alma: su tranquilidad y encanto lo dicen todo.
Cómo llegar a Peggy’s Cove desde Halifax
Puedes llegar en tour (hay muchos disponibles), pero mi recomendación es rentar un auto en Halifax. Así podrás detenerte en los distintos puntos que te llamen la atención a lo largo del camino. La carretera está en excelentes condiciones, bien señalizada y con poco tráfico.
El faro de Peggy’s Cove aún está en funciones y es operado por la Guardia Costera de Canadá. La recomendación es no caminar demasiado abajo por las rocas, ya que las olas pueden ser traicioneras. Aunque parezcan tranquilas, han sorprendido a más de un visitante. Yo preferí ser prudente y quedarme en una zona segura.
Hay algunas bancas disponibles para sentarte y contemplar el paisaje. El día que estuve allí estaba nublado, lo que le dio un aire nostálgico al ambiente, muy acorde con el vaivén del mar y el silencio del lugar.
El sitio cuenta con un gran estacionamiento, una tienda de souvenirs y una cafetería donde puedes tomar un almuerzo agradable a buen precio. Sin embargo, te recomiendo que al regresar te detengas en alguno de los restaurantes de lobster de la región, considerados entre los mejores del mundo.