Qué hacer en unas horas en Madrid y qué evitar

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Paseando por Madrid.


Madrid, capital de España, suele estar en la lista de imperdibles para cualquier viajero. En esta ocasión, tuvimos solo unas horas para recorrerla y, aunque había muchas expectativas, nuestra experiencia no fue del todo grata. Si planeas una visita exprés a Madrid, aquí te cuento qué hacer en poco tiempo, qué evitar y cómo fue nuestro paso por la ciudad.

Madrid: una ilusión que no salió como esperaba

Harta ilusión tenía yo de pisar Madrid de nuevo luego de tantos años, de mostrársela a mi hija por primera vez, y apenas 8 horas bastaron para quedar decepcionadas. Espero volver algún día y quitarme la mala imagen que me ha dejado por esta ocasión.

Qué hacer en unas horas por Madrid

Hace ya varios años que no visitaba Madrid y le había contado a mi hija lo bonita que es la capital española. Pero no se ha llevado buena impresión: la Puerta del Sol con varios “plantados” y la presencia de personas alcoholizadas o drogadas en plena mañana la impactaron. Mi hija ha estado en muchas ciudades del mundo y jamás se había sorprendido de esta forma. Lamentablemente, mi experiencia también fue poco agradable debido a la actitud de algunas personas.

Primeras impresiones: migración y metro

Llegamos a Madrid y la pasada por migración fue rápida y amable. El agente nos preguntó si estábamos de vacaciones y selló nuestros pasaportes con una sonrisa. Pero al intentar comprar boletos de metro en Barajas, la cosa cambió: el dependiente de taquilla fue grosero y poco dispuesto a ayudar. Vamos 1-1: uno amable, uno grosero.

Puerta del Sol y trato en los comercios

Al llegar a la Puerta del Sol, me acerqué a un puesto de revistas y pregunté por alguna recomendación. La vendedora respondió con evidente molestia: “¡La que usted quiera!”. Insistí con amabilidad y su respuesta fue igual de cortante. Preferí no comprar nada. Seguimos 2-1.

Más encuentros desafortunados en el centro

Cerca de la Ópera, no recordaba bien cómo llegar al Palacio Real y pedí indicaciones. La mujer a la que pregunté fue tajante: “¡Está ahí atrás!”. Pregunté de nuevo y su respuesta fue más seca aún. Otro punto negativo.

Finalmente, en la Gran Vía, entré a una tienda de souvenirs, pero no encontré nada que me gustara. Al salir sin comprar, el dependiente comenzó a gritarme por no haber comprado nada, situación que me pareció absurda y desagradable.

Con esa acumulación de malas experiencias y la decepción de mi hija, decidimos regresar al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas antes de lo planeado. Dejamos el paseo por la capital de la Madre Patria para una mejor ocasión, con la esperanza de tener una experiencia distinta en el futuro.