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| Abbey Road en Londres. |
Abbey Road es uno de los puntos más icónicos para los fanáticos de The Beatles y un imperdible en cualquier visita a Londres. Ya seas un admirador del legendario cuarteto de Liverpool o simplemente curioso por conocer este lugar tan fotografiado, aquí te cuento cómo llegar, qué esperar y por qué esta esquina sigue siendo parte de la historia de la música y la cultura pop.
¿Cómo llegar a Abbey Road (The Beatles)?
Los que son muy fans de The Beatles saben de lo que estoy hablando; y para los que no lo son tanto, les explico por qué este lugar es tan famoso y por qué es una parada obligada si estás en Londres.
Aún hoy, tantos años después, la famosa esquina de Abbey Road, donde The Beatles se tomaron la foto de portada de su último disco como banda, sigue atrayendo a fanáticos y visitantes de todo el mundo.
Cómo llegar por tu cuenta
Puedes visitar Abbey Road en un tour, pero si prefieres ir por tu cuenta, es muy fácil: solo debes tomar el metro y bajarte en la estación St. John’s Wood. Desde ahí, caminas unas cuadras hasta la esquina exacta donde se tomó la famosa foto.
Un dato importante: Abbey Road es una calle larga, así que asegúrate de ir al punto exacto. Muchos turistas se confunden, por eso es útil llevar un mapa o tener la ubicación marcada en el celular.
La experiencia en Abbey Road
Abbey Road es una calle muy transitada, y para los londinenses puede ser un fastidio, ya que constantemente hay personas intentando recrear la icónica caminata de John, Paul, George y Ringo para tomarse la clásica foto.
La imagen original fue tomada el 8 de agosto de 1969, y según se dice, debido al tráfico el fotógrafo solo logró hacer seis tomas. Así que si tú solo logras dos o tres fotos decentes, no te preocupes: ¡es parte de la experiencia!
Un recuerdo para toda la vida
Mi primera visita a Abbey Road fue en 1993, y aunque me da un poco de pena mostrar aquella foto, regresé con mi familia en 2016 y volvimos a intentarlo. Tomamos muchas fotos, la mayoría fueron un desastre, pero algunas se salvaron.
Lo más valioso no fue la foto perfecta, sino el recuerdo compartido. Para mi esposo y para mí tiene un significado nostálgico, mientras que para mi hija de 16 años fue algo completamente distinto. Pero todos coincidimos en que fue uno de los momentos más divertidos del viaje.
