En el centro de Morelia, en una hermosa casona que data del siglo XVII, se encuentra el Restaurante Los Mirasoles, hasta donde llegué una noche para disfrutar de una deliciosa cena de platillos puramente michoacanos. 

Luego de un gran recorrido por el centro de Morelia, la cena no podía ser en mejor lugar que el Restaurante Los Mirasoles, a donde llegué dispuesta a iniciar con un buen mezcal, así que lo dejé a elección del mesero y él tuvo el gran acierto de ofrecerme un mezcal de Indaparapeo, en merito Michoacán. 

Luego de tan buen inicio, llegaron los charalitos capeados y doraditos, que provienen de Cuitzeo y vaya que comprobé que su sabor es más delicado y su textura menos dura que los de otros lugares. 

Todo se antoja, pero yo me decidí por el menú degustación y así tuve la oportunidad de probar una buena selección de los platillos. Iniciando con el taquito de trucha, chile capón y sopa de corunda, una probadita de cada cosa y esa sopa de corunda seca estaba fabulosa, son menospreciar el chile capón, que también terminó siendo de mis favoritos; luego, seguí con una rica sopa tarasca y después llego la enchilada placera, me pareció espectacular el filete Doña Mary y el chamorro, y pues para terminar, un café y lo que llaman Delicia Mirasoles, que son chongos deliciosos. 

Otro punto a resaltar de Los Mirasoles, que es el restaurante con la cava más grande de la región, con más de 250 etiquetas provenientes de todo el mundo. Esta selección se ha logrado gracias a la experiencia y dedicación de Fernando Figueroa, sommelier del lugar, quien ha tenido el especial cuidado de elegir los vinos que están hoy disponibles hasta para los comensales más exigentes. 

Así ocurrió una noche que bien valdría la pena repetir en una siguiente visita a Morelia, porque el menú de Los Mirasoles es ideal para ir varias veces, debido a su amplia propuesta, no sólo de cocina michoacana, sino también de cortes y pastas. Aunque les confieso que seguramente cuando vuelva a ir, optaré otra vez por platillos de la región.