Plaza de San Francisco en Quito: historia y arte

Qué visitar en Quito
Iglesia de San Francisco desde Casa Gangotena. 

La Plaza de San Francisco en Quito no es la principal, pero sí una de las más visitadas. Rodeada de historia, arte y arquitectura colonial, este sitio emblemático combina una iglesia, un monasterio y un museo con siglos de legado cultural. Un lugar imperdible en el corazón del Centro Histórico de la capital ecuatoriana.

Un rincón imprescindible del Centro Histórico de Quito

Si bien la Plaza de San Francisco no es la principal de Quito, sí es una de las más famosas y visitadas de la ciudad, porque además de ser espectacular, está rodeada por atractivos, casonas y tiendas.

En el Centro Histórico de Quito reina un conjunto compuesto por una plaza, una iglesia y un museo. Imponente en belleza y tamaño, San Francisco es sitio obligado a visitar en el paso por la capital de Ecuador.

Una llegada iluminada y mágica

Llegué de noche hasta el Hotel Boutique Casa Gangotena y lo primero que vi fue la Plaza de San Francisco con su iglesia espectacularmente iluminada. Más allá, las cúpulas de otros templos que sin duda son bellos, pero ningún otro con exteriores como éste.

Una mañana entre historia, fe y arte

A la siguiente mañana fue el momento de visitar la Iglesia y Museo de San Francisco, que son parte fundamental de la historia de la ciudad.

La Plaza de San Francisco fue construida en lo que hace varios siglos fuera un mercado aborigen llamado Tianguez. La iglesia y el monasterio, que datan de 1537, fueron edificados con la llegada de los franciscanos luego de la fundación de la ciudad.

Dimensiones que impresionan

El espacio total que ocupan la iglesia y el monasterio de San Francisco es de tres hectáreas y media. Dentro de su territorio hay 13 claustros, de los cuales los visitantes sólo podemos ver dos: el principal, que es el centro del museo, y uno más pequeño que se observa desde algunos ventanales, pero al que no se puede acceder.

Hoy, el edificio ya no está totalmente ocupado por los franciscanos, pero ellos siguen muy presentes en la iglesia y el museo, el cual guarda una valiosa y vasta colección de obras de la Escuela Quiteña, aunque sólo unas 300 piezas están en exhibición.

Subir al coro: una experiencia íntima

Mi visita comenzó caminando por la enorme Plaza de San Francisco, luego entré al Museo de San Francisco y desde ahí, por una escalera, llegué hasta el coro de la iglesia. Ahí no se permite tomar fotografías, pero les cuento que tiene un par de órganos alemanes y predomina el estilo mudéjar. Los tallados de madera son de un trabajo extremadamente fino. El techo y los muros con santos son la parte más sobresaliente del espacio, desde donde se puede apreciar el interior de la iglesia.

Arte sacro de la Escuela Quiteña

Luego fui al museo para admirar las exposiciones. Tampoco se permiten las fotografías, pero se trata de unas ocho salas que solían ser salones del monasterio.

El recorrido lo hice con una guía del museo, quien me explicó sobre las técnicas de la Escuela Quiteña, que mostraba en sus obras tantos rasgos europeos como indígenas. También me habló sobre la técnica del encarnado, que es la forma en que daban realismo a sus esculturas de madera y un brillo totalmente único. Este efecto lo lograban gracias a una mezcla que aplicaban como capa final, hecha con vejiga de cordero y saliva. El brillo que muestran todas esas figuras es realmente especial y nunca antes lo había visto.

Final perfecto: la Virgen de Quito

El recorrido concluyó con un paseo por el claustro principal y la entrada a la hermosa Iglesia de San Francisco, que en su altar principal muestra a la Virgen de Quito.

Un paseo que se puede hacer en una mañana con toda calma, como un gran preámbulo de lo que Quito ofrece al visitante.