Český Krumlov, un viaje a la Edad Media en Bohemia

Český Krumlov, República Checa
Český Krumlov, República Checa.


Viajar a Český Krumlov es como entrar a un cuento medieval. Esta ciudad checa, declarada Patrimonio de la Humanidad, cautiva con su castillo gótico-renacentista, sus calles empedradas, el río Moldava y su vibrante herencia artística e histórica. Un destino que transporta al visitante a otras épocas, entre leyendas, arquitectura barroca y tradiciones centenarias.

Un viaje al pasado en Český Krumlov

Visitar Český Krumlov es como viajar en el tiempo y llegar hasta una época de caballeros, castillos, puentes, callejuelas empedradas, tabernas y puertas de madera… Ese fue el sentir al llegar a esta ciudad de República Checa que se encuentra en la región de Bohemia Central.

Český Krumlov es Ciudad Patrimonio de la Humanidad desde 1992 y fue construida al borde del río Moldava en el siglo XIII, al mismo tiempo que su bello castillo, que posteriormente tuvo varias ampliaciones y remodelaciones. Sin embargo, aún conserva áreas que permanecen 100% originales, como una parte que data de 1234 y el teatro barroco que se construyó en el siglo XVII.

Historias de fantasmas, alquimistas, romances y más rodean este lugar que enamora desde el primer paso en su territorio.

El castillo: símbolo de la ciudad

Mi recorrido comenzó desde el mirador, apreciando el castillo, el río y un sinfín de casitas bien conservadas. Luego, era obligado ir al más importante de sus monumentos: el castillo, que es el segundo más importante de República Checa.

Este complejo palaciego fue originalmente de estilo gótico, pero en sus diversas ampliaciones adoptó el estilo renacentista, y posteriormente, en el siglo XVIII, integró elementos barrocos y rococó. Esculturas, pinturas (algunas con mensajes alquimistas, según se dice), jardines y salones revelan las historias de las familias que lo habitaron: algunas truculentas, otras románticas, pero todas fascinantes.

Es posible recorrer parte del castillo y admirar objetos, retratos y documentos. Otro punto que no puede faltar es la torre del castillo, a la que se accede por un costado. Hay que subir por unas angostas escaleras —no muy recomendables para los miedosos—, pero yo soy valiente y juro que subí derechito sin voltear hasta llegar a la cima, desde donde se obtienen vistas espectaculares de toda la ciudad.

La iglesia de San Vito y el arte de Egon Schiele

Después, regresé al centro de la ciudad y visité la iglesia de San Vito, una joya arquitectónica de estilo neogótico. Aún se celebra misa en su interior, por lo que no se puede recorrer libremente, pero vale la pena hacer aunque sea una entrada rápida.

Ya por la tarde, comenzó a nevar. Fue como si el departamento de producción me estuviera ambientando el entorno para hacerme sentir aún más en una época lejana. Así llegué al Egon Schiele Art Centrum, un espacio dedicado al arte gráfico, donde se expone parte de la obra del artista austriaco Egon Schiele, quien vivió gran parte de su vida en Český Krumlov. Todo un personaje que, como muchos artistas, tuvo una vida tormentosa que se refleja en su obra.

La galería también aloja exposiciones temporales y cuenta con una museografía moderna, muy agradable de recorrer.

Museo Regional y una farmacia del pasado

Pero todavía había más por conocer. Fui al Museo Regional de Český Krumlov, que alberga piezas arqueológicas, obras plásticas y objetos clave para comprender la historia de la región.

De todo lo que vi, lo que más me fascinó fue la farmacia jesuita, que pertenecía al edificio que hoy se encuentra justo enfrente del museo y que actualmente es un hotel. También me encantó la réplica en cerámica de toda la ciudad, tal como era originalmente.

Gastronomía local y una fiesta que hay que vivir

Una rica comida tradicional y un paseo por las calles cerraron un día encantador en Český Krumlov, al que sin duda me gustaría regresar, especialmente durante su famosa Fiesta de la Rosa de Cinco Pétalos.

Esta celebración se lleva a cabo a finales de junio y su nombre proviene del emblema de la familia Rosenberg, que gobernó la ciudad de 1302 a 1611. Me cuentan que durante esos días se puede ver ajedrez viviente, demostraciones de cerámica, hilado medieval y que la gente se viste a la usanza de la época. El ambiente es de pura alegría y festejo.

Un destino para volver con más tiempo

Estoy segura de que es obligado regresar a Český Krumlov con más tiempo y con las ganas de seguir explorando sus rincones llenos de historia. Historias que ya están ahí, más que dispuestas a ser descubiertas por quien se anime a escucharlas.