Qué ver y dónde hospedarse en Morelia, Michoacán

Morelia, Michoacán
Plaza Principal de Morelia.


Morelia, capital de Michoacán, sorprende con su belleza, historia y hospitalidad. En esta visita redescubrí su alma, su sabor y su magia colonial. Desde sus calles llenas de leyendas hasta el descanso perfecto en el Hotel Boutique Villa Montaña, esta ciudad superó todas mis expectativas. Aquí te cuento todo lo que viví y por qué Morelia merece estar en tu lista de destinos por conocer.

Redescubriendo Morelia, Michoacán

Mis recuerdos de Morelia, Michoacán, nada tienen que ver con lo que encontré en mi reciente visita, y mucho menos aún con lo que cuentan por ahí. Me topé con una ciudad amigable, limpia, cuidada y en calma.

Luego de instalarnos en el encantador Hotel Boutique Villa Montaña, dimos un recorrido por la espléndida capital del estado de Michoacán y sus alrededores. Pasamos primero por el Santuario de Guadalupe, que me sorprendió con su colorido interior; un estilo único y nunca antes visto.

Luego, visitamos la Plaza Morelos y ahí nos contó de la importancia de Vasco de Quiroga, quien llegó a México desde España para mediar y terminó siendo muy querido por purépechas y demás habitantes de la región. Hoy, en todo Michoacán hay plazas, calles y monumentos en su honor.

Callejones, fuentes y símbolos de la ciudad

Caminamos por la Calle Fray Antonio de San Miguel, una de las que aún mantiene parte de su estructura original, con casonas a los lados, una vía por donde caminaba la gente pudiente y otra para los indígenas. Luego vimos el acueducto, ícono de Morelia, y la Fuente Tarasca con su controversial historia.

En un tiempo, la fuente no fue muy bien vista por mostrar el torso desnudo de tres mujeres que son la base de la fuente, pero hoy en día Atzimba, Eréndira y Tzetzangari son parte del atractivo de Morelia.

El Callejón del Romance y los secretos conventuales

Llegamos hasta el Callejón del Romance, que aunque muy bonito, creo que sus versos no están tan románticos. Sin embargo, es un lugar pintoresco al que acuden las parejitas a pasear.

De ahí, fuimos hasta el centro para visitar el Templo de Santa Rosa de Lima, parte del antiguo convento de las monjas de Santa Catalina de Siena, que llegaron a Valladolid (antiguo nombre de Morelia) en 1595. Aún se pueden ver las ventanillas por donde las monjas mantenían su único contacto con familiares.

Junto a la iglesia está el Conservatorio de las Rosas, de fama mundial y sede de los Niños Cantores de Morelia. Justo enfrente, el Jardín de las Rosas invita a la convivencia y al descanso. Puedes ver más fotos de Morelia en mi galería de Flickr.

El espectáculo nocturno de la catedral

Así continuamos hasta la catedral, donde cada sábado se realiza un pequeño pero impresionante espectáculo del encendido del alumbrado. Vale la pena contemplarlo. Se lleva a cabo a las 9 de la noche, pero es importante confirmar horarios en los módulos turísticos.

Tzintzuntzan y Zirahuen, próximos destinos

Al día siguiente, continuamos el recorrido con Octavio en Tzintzuntzan, donde visitamos el ex convento franciscano que es una delicia, y en Zirahuen. Pero de eso les contaré más adelante, porque aún tengo mucho que escribir del bello Michoacán.

El sabor de Michoacán: cocina tradicional

Tan rica y variada es la gastronomía de nuestro México, que podemos presumir platillos por región, y Michoacán no es la excepción. La cocina michoacana mezcla ingredientes purépechas con los llegados con la conquista, creando sabores únicos que enamoran.

Charalitos (que cambian de sabor entre Cuitzeo y Zirahuen), charanda, queso Cotija y mezcal con denominación de origen son parte del repertorio.

Sopa tarasca con crema, queso y aguacate; pescado blanco, churipo, uchepos, corundas, tamales, atole de grano, carnitas y enchiladas placeras… lo que sobran son opciones.

Dulces, café y la gastronomía como patrimonio

Y si de postres hablamos, los ates, los chongos zamoranos y las morelianas son para chuparse los dedos, sobre todo con un buen café de olla.

Sin duda, la riqueza culinaria fue un punto determinante para que el 16 de noviembre de 2010, la gastronomía mexicana fuera reconocida por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

En Pátzcuaro te recomiendo Doña Paca; mientras que en Morelia, Los Mirasoles y San Miguelito son ideales para disfrutar lo mejor de la cocina michoacana.

Hotel Villa Montaña: lujo, descanso y vista espectacular

En lo alto de una montaña, con vistas hermosas de Morelia, se encuentra el Hotel Villa Montaña, miembro de Hoteles Boutique de México. Hospedarse aquí es un verdadero placer.

Llegamos a media tarde, ideal para apreciar los jardines caprichosos, llenos de sombra y luz que transmiten tranquilidad. Es un espacio ideal para descansar en pareja, relajarse tras un día de trabajo o simplemente disfrutar del momento.

En lo más retirado del hotel, una alberca divina con vista directa al centro de Morelia y su catedral. Un lugar perfecto para relajarte con una copa de vino y contemplar el paisaje.

Detalles que hacen la diferencia

Nuestra suite tenía dos habitaciones, cada una con baño propio, sala con chimenea, TV, wifi excelente, batas, pantuflas, flores, vino y amenidades.

¿El servicio? Extremadamente detallista. Están atentos a cualquier necesidad del huésped en todo momento.

El desayuno bufete de fin de semana ofrece delicias típicas. Además, el hotel cuenta con gimnasio, spa, tienda de regalos y un concierge siempre dispuesto a ayudarte con recorridos o reservaciones.

Una estancia inolvidable en Morelia

Inicialmente planeamos quedarnos solo dos noches, pero lo bien que la pasamos nos hizo decidir quedarnos una noche más. Y sin duda volveremos, porque Morelia, Michoacán y Villa Montaña bien lo merecen.