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Una vida viajando.

Hoy les contaré algo que algún bloguero/vlogger/youtuber difícilmente se atreverá a platicarles. Algo que viven muchos y que de ninguna manera lo admitirían públicamente, porque gran parte de lo que dejan ver en sus publicaciones no es para nada natural, real o tan perfecto como parece. 


Cómo es la vida de un influencer (youtuber o blogger)


Antes de continuar, debo decirles que no es una queja, sólo lo escribo para aquellos que sueñan con tener la “vida perfecta” que los influencers les muestran continuamente. Para que los jóvenes que están pensando dejarlo todo por ser blogger/vlogger/youtuber de viajes lo piensen dos veces antes de decidirse. 

Comenzaré por mí misma, por admitir que la vida del constante viaje, no es vida. Abrí mi blog en 2009 y tardé año y medio en hacerlo que rindiera frutos. De pronto me llegaban montón de invitaciones, y aunque las fui tomando con relativa prudencia y dando siempre prioridad a mi vida personal y de familia, un día, casi sin darme cuenta estaba envuelta en un momento que no supe controlar. 


Desperté a media noche en un hotel en un país lejano, viajando con un grupo del que no quisiera dar más detalles, pero que para nada me agradó. Entonces, abrí los ojos en la oscuridad, no sabía a ciencia cierta en qué lugar estaba, qué hotel o ciudad era. Esa fue la primera llamada de atención. 

Días después regresé a casa y una noche, volví a despertar. En la oscuridad llegó ese sentimiento de ¿dónde estoy?, prendí la luz y al verme en mi cama, sentí un gran alivio. 

En esos tiempos, durante el día estaba pendiente de las menciones que debía hacer en redes sociales, las que eran pagadas. Que aquí entre nos, nunca fueron muchas porque no acepto cualquier campaña. Aún así, estaba más atenta a que salieran a tiempo, de los likes y cosas así, que de disfrutar el momento. Esa fue otra alerta y fue suficiente para mí. 

En mayo de 2015 decidí regresar a lo básico, al verdadero sentido de mi blog: viajar, compartir y dar prioridad a mi vida familiar. Paré, tome una pausa en el camino y retomé con un orden en mis planes de viaje. Porque menos es más, menos ir y venir me darían la estabilidad que yo necesitaba. Porque todo con medida es mejor y vivir en equilibro es la clave. 

En el camino he visto mucho: influencers de moda con los pies ampollados por los zapatos súper caros que anunciaron en Instagram, viajeros hartos de hacer recorridos de locura donde duermen una noche en cada ciudad, blogueros tomarse la foto juntos y sonrientes para después darse hasta con la cubeta, aquellos que dicen que les encanta tal o cual producto que les regalaron y al día siguiente de la publicación lo andan ofreciendo en venta porque en realidad no les gusta, youtubers decir que les fascina un lugar y cuando les pregunto en corto me dicen que está horrible… en fin, las historias son muchas.

Incluso hay youtubers que se han desaparecido por algunos meses, para luego regresar y admitir que estaban viviendo una mentira que cada vez les hacía más daño. Algunos retoman con un concepto más relajado o de plano, terminan por dedicarse a otro asunto.

Porque muchos de ellos muestran el "personaje" que han creado para sus publicaciones, lo que no digo que esté mal, sólo que el público debería tener un criterio para reconocer cuando es una actuación y cuándo se trata de ejemplos y vidas reales. Además, gran parte de ellos no ganan lo que aparentan, algunas cosas son prestadas o regalos, que no les dan para pagar una renta o mantener un hogar. Nada es perfecto.

Así como las fotos tienen muchos filtros, esas vidas también las tienen, porque cada like y cada comentario de la audiencia significa dinero. Y al final del camino, esa es una “profesión” que no será eterna, es un mundo donde hemos visto nacer y morir plataformas con frecuencia; y con ellas, los que eran famosos en su momento. 

Si decides tomar ese camino, que sea consciente de que no será para siempre, que necesitas tener una base profesional que te soporte para el futuro. ¡Ese es mi mensaje para los jóvenes!