aurora boreal, Canada
Aurora Boreal.

Viajar inspira, seduce, divierte, enseña, cansa, lástima, consuela y a veces, sólo a veces nos provoca dejar caer las lágrimas de alegría, de nostalgia y quien sabe cuántos sentimientos más. He aprendido que viajar es todo eso y más, dependiendo del destino, la época, la edad y el estado de ánimo de cada persona. 


Dos grandes experiencias de viaje


Me encanta y gracias a los viajes he visto y sentido tanto que no hay palabras ni tiempo que alcance para expresarlo; sin embargo, puedo asegurar que sólo dos sitios y momentos me han hecho soltar lágrimas de alegría y sensaciones inexplicables: El Tesoro, en Petra, Jordania y la aurora boreal, en Whitehorse, Yukon, Canadá.

Desde hace tiempo dejé de usar frases relacionadas con "cumpliendo sueños", porque creo que las hemos usado tan indiscriminadamente que están devaluadas. Por ello no lo mencionaré tampoco aquí, pero trato de explicar que haber pisado Petra y tener la oportunidad de ver las auroras boreales fueron acontecimientos que marcaron mi vida porque los añoraba desde mucho tiempo atrás. Fue llegar a una meta, saber que lo que he hecho tiene sentido y que hay algo divino en esta vida que nos da lo que merecemos en el tiempo exacto cuando tenemos la capacidad de asimilarlo como merece. 

Crecí en una familia monoparental, con muchos hermanos y carencias; estudiar y trabajar al mismo tiempo fue mi salvación en busca de una mejor situación económica, laboral y social. Me esforcé mucho por salir adelante, dejé lágrimas y sudor en tantas aulas y trabajos, pero siempre tuve anhelos que había tiempos (muchos) en los que parecían imposibles de alcanzar y entonces sólo me conformaba con imaginarlos y pensar que existían, allá... lejos... tan lejos que quizá jamás serían para mí.

La vida es justa y nos da lo que merecemos, que no es siempre ni necesariamente aquello que queremos. Fui paciente y así, una noche de invierno me encontraba en el frío norte de Canadá entre nieve y oscuridad cuando "mis ojos se llenaron de luz y de agua, y sólo me dediqué a verla… a disfrutarla, porque la esperé tanto que nos merecíamos ser solamente ella y yo aunque fuera por unos minutos". No hay forma de explicar lo que son las auroras boreales, porque solo entonces me di cuenta de que este mundo es DINIVO en el más amplio sentido de la palabra, más allá de cuestiones fantásticas y religiosas, no se puede describir lo que es ver en el inmenso cielo la luz destellando y creciendo para luego desaparecer rápidamente.

El Tesoro, petra, jordania, viajar a jordania
Petra.
Un año después me encontraba en Jordania y una noche de primavera caminé y caminé entre la oscuridad y las luces de velas en el piso; altos muros de piedra me fueron dirigiendo hasta la breve ranura vertical que desveló la maravilla de El Tesoro, entonces alenté el paso, contuve el aire sin pensarlo y lo solté hasta que estaba justo frente a semejante belleza. Alguna vez en mi adolescencia me imaginé ahí mientras iba de la escuela al trabajo quizá o mientras hacía tareas en la madrugada. No lo sé bien, sólo sé que pasé años viajando con la imaginación porque pensaba-sabía que tal vez jamás lo lograría en la realidad.

Hoy, haciendo el recuento de los daños y de los logros, estoy feliz de saberme ganadora de experiencias, quizá no las más grandes del mundo, pero sí de las que me hacían fantasear hace mucho tiempo.

Sé que me falta mucho por visitar, pero dudo que algo me vuelva a conmover tanto como para dejar soltar las lágrimas de la forma que El Tesoro y las auroras boreales lo han hecho.